Qué más decir si no hay labios que puedan conjugar buenas palabras o malas. Sólo tengo ojos a la vida, nada más. Espero expectante algo que me sorprenda en actitud receptiva, pero no me muevo. No soy nada, sólo ojos. Y en realidad mis ojos no saben conjugar nada. Puede que no existan las palabras, ni buenas ni malas...
(Anónimo)
domingo, 26 de abril de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Se te fue
ResponderEliminarEn tu caso, receptiva siempre pero también en movimiento. Sigue así gurrita.
ResponderEliminar